hoy estás realmente bonita.
Y a medias.
Como yo, y sin cura.
Conoces mis poesías hacia ti,
en mis tristes desvelos.
Y sabes que he rezado al cielo
mil y una veces para que no se fuese,
aún estando ya muy lejos.
Ahora rezo por la mirada que seguro tan bien conoces.
Aunque bien me pregunto el porqué..
el porqué de hacerme tener que hacer daño a quien no corresponde,
ni correspondo.
Joder. ¿Tanto le cuesta a Cupido lanzar dos flechas concretas?
Así. Sin más.
Ah, no. Espera, que a parte, hay que joder más.
Que por tener que hablar y haber soltado,
ahora a intentar joder y dañar por donde duele.
Iros a la mierda, Luna.
Cúpido y tú.
Porque os estoy odiando.
Porque le quiero.
Porque no le quiero y me hiere.
Porque todo lo que quiero lo pierdo
y a él no quiero perderle.
Otra puta noche que duermo con lágrimas.
Gracias, eh.
Gracias también a quien no le importa una mierda pero va a ver si pilla algo.
Es todo taan bonito.
Una bala descargada,
de plata,
de alma,
desánima mi ánima.
Sin siquiera rozarla.
Y me niego, hoy hay que sonreír.
Aunque sólo sea por joder,
aunque sólo sea por esa sonrisa amada
y anhelada.
Tan, tan helada, como tú, luna.
Mis manos siempre están frías,
y mi sonrisa suele ser contagiada,
nanas de la cebolla, como Hernández cantaba lejos de la cuna.
Y sin sentido,
leo esto y me río.
Créeme que ni a mí me parece bonito.
Y suelo vivir en un caos y desvaríos.
Pero, ¿qué más da?¿Qué importa?
La luna no sabe leer y sólo observa absorta
intentando descifrar porqué resbalan cristales por mis mejillas
y provoco huellas incomprensibles al delicado papel con oscura tinta.
Ne.